Autorizado para hablar por la opinión pública

ILUSTRACIÓN DE MIGUEL BRIEVA

 

El propio concepto de la verdad objetiva está desapareciendo del mundo. Las mentiras pasarán a la historia. 
—George Orwell


La opinión pública la dirigen los medios masivos de comunicación, son periodistas, comunicadores, que dicen ser expertos en todo, porque de todo opinan, pero no son expertos en nada, solo son buenos para hablar, pero el verdadero arte de su profesión es el de persuadir, y unificar las diferentes opiniones que a conveniencia consideran deben ser autorizadas, escuchadas por el público, para así lograr que las ideas, pensamientos colectivos formen una opinión pública acorde a los patrocinadores de los medios masivos de información. La opinión pública así se inscribe en un pseudo pensamiento que se repite como eco en las paredes de la caverna social, como símbolo de su aceptación y consenso. 

 « En nuestra sociedad, un hombre es lo que su designación indica, razón por la cual somos muy puntillosos al entregársela. (...)ese individuo es una entidad alrededor de la cual es posible estructurar una historia: hay un cuaderno que lo está esperando listo para ser llenado. Se convierte indefectiblemente en un objeto de una biografía. »[1]

El otro día me paso algo muy interesante, y por obvias razones voy a evitar dar nombres. Un medio que ha ido tomando auge en el lugar donde vivo, en una oportunidad me invito a participar en programa que se transmite por redes sociales, y en ese momento no pude, pero luego, muchos meses después me encontré con quien dirige el programa y le manifeste de mi disposición para asistir al programa, que al final ya no se llevo a cabo, porque el tema a tratar, dejo de tener importancia, pero mientras conversaba con este comunicador le sugerí invitar a otra persona adicionalmente, al que el comunicador se negó por no tener nivel académico universitario, a lo que respondí, que un crédito académico no te garantiza que alguien pueda o no opinar sobre un tema en especifico, pero igual, como mencione antes, este programa no se llevo a cabo, pero esta postura del comunicador llamó mi atención, y por eso hago esta publicación, que no es que este mal, o que sea la única persona que lo haga, sino es algo bastante común, que incluso en algún momento me ha sucedido. 

« La estigmatización de aquellos que presentan malos antecedentes morales puede funcionar claramente como un medio de control social formal.»[2]

El comunicador, el periodista busca a un personaje que sea un experto para hablar de un tema, necesita que esta persona acredite lo que sabe, su experiencia se vuelve una opinión, pero en la industria de la educación, a un estudiante le introducen opiniones, criterios de personas que ya no existen, que resolvieron dilemas, crearon patrones para llegar a una finalidad, en apariencia exitosa, de tal manera, que el emisor de estas opiniones que se reproduce en un medio masivo de información, es en realidad una copia de pensamientos reciclados, de otros expertos, que si bien se logra, han sido interconectados para lograr siquiera un criterio propio. Al comunicador que es quien valida la reproducción de esta opinión no le interesa realmente si es un pesudo pensamiento, o no lo que valida, lo que está escuchando, no logra siquiera distinguir tal extremo, porque es un ignorante del tema, por eso escucha atento a la reproducción de estos argumentos que parecen en esencia ser propios de su emisor. 

Desacreditar, estigmatizar a una persona para opinar sobre un tema es muy común hoy en día, cuando nos encontramos ante el dilema de las 'noticias falsas', que son una falsificación de la opinión pública, una simulación de todo este aparato moral, social, de validar, autorizar, lo que se entrega al público como un argumento colectivamente autorizado. Quienes se han topado con este material, notan como pseudo profesionales elaboran un argumento bastante convincente sobre cualquier tema, y en primer lugar vemos que el emisor es en apariencia un profesional, lo que le da autorización para hablar sobre ese tema, que es un campo de estudio, su especialidad, y por consiguiente todo lo que diga, debe ser aceptado por receptores que son ignorantes plenamente del tema; así que hoy en día nos toca que usurpar el papel del comunicador e indagar si la persona que dice ser quien dice ser, es esta; si ser profesional de la disciplina, y ser experto en el tema, en realidad así es. Cuando descubrimos que el emisor del mensaje no es quien dice ser, resulta que lo que opina se vuelve una noticia falsa. 

ILUSTRACIÓN DE TUTE

Para que cualquier argumento, sea verdadero o falso, forme parte de la opinión pública, precisa que colectivamente sea aceptado, y esto puede lograrse persuadiendo los códigos morales, sociales y políticos colectivamente practicados. Muchos hemos visto como medios de comunicación han llegado a difundir noticias falsas, por televisión, radio, periódico, y mucho tiempo después se han percatado de que lo que emiten era un contenido fraudulento y mal intencionado, lo que repercute en la falta de credibilidad de estos: ¿Qué es la verdad?

«La idea general de que las normas sociales funcionan a través de las emociones de la vergüenza en quien las transgrede y el desprecio en el observador de la transgresión.»[3]

Las creencias, ideología, conjunto de ideas que en apariencia son preconcebidas, son argumentos que escuchamos, leímos, vimos, y hasta practicamos, porque nos convencimos de que eran una verdad, porque al ser socialmente aceptados y practicados pasan a la historia como una verdad objetiva. Ese es el código que rige la positividad de nuestra vida en sociedad, como átomos; el código para configurar nuestro rol, y el rol de los demás, en el cual es importante tener confianza que funciona. 

«Nadie cree en la verdad de una proposición determinada, pero todos creen que todos los demás creen en ella. En caso más realista, la mayoría no cree en ella, pero cree que la mayoría sí cree.(...) La ignorancia pluralista y la cultura de la hipocresía pueden ser alimentadas por el mismo mecanismo a saber, el temor a la desaprobación o el castigo por enunciar opiniones desviadas.»[4]

Nadie sabe la verdad, ningún humano puede alcanzarla, esa es la verdad, porque estamos limitados físicamente y cognitivamente, que son los medios disponibles para alcanzarla. Quienes dirigen, quienes emiten opinión, quienes transmiten mensajes, quienes escriben, como es mi caso, no podemos decir que tenemos la razón, que decimos la verdad absoluta, que usted como receptor deba creer lo que decimos y emitimos, y reproducimos. Quienes emitimos opiniones, debemos limitarnos a lo que tenemos alcance, que es al menos tener un criterio propio sobre un tema, coquetear con la verdad, en la medida de lo que sea posible, con los medios científicos disponibles para demostrarlo. 

El propósito de los medios masivos no es tanto informar sobre lo que sucede, sino más bien dar forma a la opinión pública de acuerdo a las agendas del poder corporativo dominante.
~ Noam Chomsky.

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  1. Goffman, Erving. 'Estigma': La identidad deteriorada(1963) P.79,
  2. Op.Cit. P.161
  3. Elster, Jon. 'La explicación del comportamiento social'(2007).P.388
  4. Formación colectiva de creencias.Op.Cit.P.410
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