Opinión del libro 'EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL', escrito por Herbert Marcuse
Libro: El Hombre Unidimensional.
Autor: Herbert Marcuse.
Año de publicación: 1964.
Editorial: Australia.
Esta es la tercera vez que leo este libro, y quise escribir una opinión porque considero contiene una enseñanza muy importante sobre la vida colectiva, el estilo de vida, la formación de pensamiento popular. Quienes le llevan seguimiento a lo que escribo en este blog, notarán que hay un tema insistente que es el de 'Los Autómatas', y este libro en particular contiene mucha argumentación al respecto.
"Si los individuos se encuentran a sí mismos en las cosas que dan forma a sus vidas, lo hacen no al dar, sino al aceptar la ley de las cosas; no las leyes de la física, sino las leyes de la sociedad. [...]Los que hacen la política y sus proveedores de información de masas promueven sistemáticamente el pensamiento unidimensional. Su universo de discurso está poblado de hipótesis que se auto-validan y que, repetidas incesante y monopolísticamente, se tornan en definiciones hipnóticas y dictados."[1]
Por encima de la ciencia misma se encuentran las leyes sociales, que restringen al ser humano de ser lo que él es, para convertirse en un dócil enajenado, un engranaje de una máquina que absorbe no solo recursos económicos, materiales, sino recursos humanos, una maquina que no va hacia ningún lugar. Estas leyes le dicen al hombre unidimensional quién es, qué se le permite hacer, orientar su pensamiento unidimensional hacia su función en la sociedad, defender estos ideales con todo su ser ya que es lo único que le brinda sentido existencial. Al hombre unidimensional se le hace creer que es libre, que posee valores y derechos, que no son más que auto-atribuciones eminentemente especulativas, nacidas meramente desde el narcisismo, lo que le da autorización de destruir y apropiarse de la naturaleza y todo con lo que coexistimos.
PORTADA DEL LIBRO ' EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL' |
Uno de los aspectos más esenciales del hombre unidimensional es que se siente bien con la idea de que a él se le trate como una cosa, y no solamente es que se sienta bien, sino que desde que comience el día desee con todo su ser que alguien o algo lo utilice como cosa. Toda su vida se ofrecerá de forma voluntaria a los demás para que lo utilicen como cosa para que los otros alcancen sus propios fines, a cambio de un beneficio económico. La cosificación humana es algo tan común que no causa el mínimo de asombro, lo he notado en mis conocidos que constantemente comparan su vida con la de un reloj, o una joya, algunos colocan como imagen de perfil en redes sociales su vehículo, se reconocen en estas cosas, ven esa similitud, e invitan a los demás a que así los vean.
«Civilización industrial avanzada: el carácter racional de su irracionalidad. Su productividad y eficiencia, su capacidad de incrementar y difundir las condiciones, de convertir lo superfluo en necesidad y la destrucción en construcción, el grado en que esta civilización transforma el mundo-objeto en extensión de la mente y el cuerpo del hombre hace cuestionable hasta la noción misma de alienación. La gente se reconoce en sus mercancías; encuentra su alma en su automóvil, en su aparato de alta fidelidad, su casa, su equipo de cocina. El mecanismo que une el individuo a su sociedad ha cambiado, y el control social se ha incrustado en las nuevas necesidades que ha producido.»[2]
El hombre unidimensional no solo destruye todo a su alrededor, sino que se auto-destruye, hay algunas actividades consideradas de entretenimiento donde la auto-degradación se hace para divertir al público, se hace desde tiempos inmemorables, antes era forzado, pero ahora se hace de forma voluntaria, antes en un coliseo destruían personas de diferentes formas como entretenimiento, ahora se transmite por televisión una pelea donde dos personas se destrozan a golpes para entretener a la sociedad, igual hacen con los animales los torturan y matan con estos fines banales. Hace unos años publique el caso de Nick Avocado en el tema 'El espectáculo de la autodestrucción'(2022). La violencia como entretenimiento dice mucho más de nosotros de lo que realmente pensamos que es el realidad.
"Vivimos y morimos racional y productivamente. Sabemos que la destrucción es el precio del progreso, como la muerte es el precio de la vida, que la renuncia y el esfuerzo son los prerrequisitos para la gratificación y el placer, que los negocios deben ir adelante y que las alternativas son utópicas. Esta ideología pertenece al aparato social establecido; es un requisito para su continuo funcionamiento y es parte de su racionalidad.
Sin embargo, el aparato frustra su propio propósito, porque su propósito es crear una existencia humana sobre la base de una naturaleza humanizada. Y si éste no es su propósito, su racionalidad es todavía más sospechosa. Pero también es más lógico porque, desde el principio, lo negativo está en lo positivo, lo inhumano en la humanización, la esclavitud en la liberación. Esta dinámica es la de la realidad y no la de la mente, pero es la de una realidad en la que la mente científica tiene una parte decisiva en la tarea de reunir la razón teórica y la práctica.
La sociedad se reproduce a sí misma en un creciente ordenamiento técnico de cosas y relaciones que incluyen la utilización técnica del hombre; en otras palabras, la lucha por la existencia y la explotación del hombre y la naturaleza llegan a ser incluso más científicas y racionales. El doble significado de «racionalización» es relevante en este contexto. La gestión científica y la división científica del trabajo aumentan ampliamente la productividad de la empresa económica, política y cultura. El resultado es un más alto nivel de vida. Al mismo tiempo, y sobre las mismas bases, esta empresa racional produce un modelo de mentalidad y conducta que justifica y absuelve incluso los aspectos más destructivos y opresivos de la empresa."[3]
Las ideas sobre las que se ha construido esta vida industrial colectiva, tienen su lógica y racionalidad, así mismo tienen su precio y al decir precio no me refiero a un valor monetario, sino un valor moral. Por ejemplo donde "todo esfuerzo tiene recompensa", donde toda actividad humana es recompensada, a priori es lógico y aceptado, es como una ley física de causa y efecto, pero el problema real es donde se inscribe este razonamiento, porque solo ocurre dentro del propio narcisismo humano. Herbert Marcuse apunta con precisión del como y qué produce esta persuasión colectiva, en forma de convencimiento fehaciente, y como masivamente se cree que no existe otra realidad más que la practicada culturalmente. Esta caverna social, donde las sombras nos indican lo que debemos asumir como realidad, es una elegante ilusión que hace funcionar el aparato social. Justificamos lo que no tiene justificación, porque las ilusiones así lo demarcan.
" Somos poseídos por nuestras imágenes, sufrimos nuestras propias imágenes "[4]
Las creencias se posicionan sobre la verdad objetiva. Las sombras en la caverna social nos dicen lo que es la realidad fuera de esta, de tal forma que vivir alienado es algo continuo, sostenido y defendido. No existe otra forma de ver y entender la realidad sino es en base a estas sombras. La sociedad en este sentido, siempre ha estado capturada viviendo una ilusión, porque ser conscientes de la realidad, lo podrían matar.
"La sociedad unidimensional avanzada altera la relación entre lo racional y lo irracional. Contrastado con los aspectos fantásticos y enajenados de su racionalidad, el reino de lo irracional se convierte en el ámbito de lo realmente racional: de las ideas que pueden «promover el arte de la vida»"[5]
El arte de vivir alienado, degradado, enajenado, es el de la eterna supervivencia. Creer que todo cambiará para mejor es la mejor ilusión que te hará aguantarlo todo. El libro de 'El hombre unidimensional' de Herbert Marcuse es un libro sobre los autómatas, esos seres que nacen, crecen y se mueren dormidos en su consciencia. Hacen lo que les dicen que deben hacer, piensan lo que les dicen que deben pensar, y ese pequeño mundo en una sola dimensión que es la del hedonismo, los mantiene dóciles y útiles para un aparato que desconocen completamente, ni les hace falta entender. Ese culto afanado por el reloj, por repetir eventos día a día, año con año, es la mecánica de la vida del hombre unidimensional, cuando alguien interrumpe esa mecánica industrial de la vida, se produce el caos. La evolución no se produce en un ambiente mecánico, solo la degeneración.
_____
- Marcuse, Herbert. 'EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL'(1964).P.25,27
- Idem. Pág. 24
- Idem. Pág.106
- Idem. Pág. 167
- Idem. Pág. 165
- - -
Otras reseñas u opinion de libros realizados:
Comentarios
Publicar un comentario