LA GLORIFICACIÓN DEL MAL

 

Contrario a lo que vimos en lo que Hanna Arendt describía como 'La Banalidad del Mal', hoy vivimos lo que es la glorificación del mal. Esto se da porque la banalidad mal se oculta, se hace de forma muy sutil y discreta, de tal manera que nos hace cuestionarnos si existe malicia en ello. En la glorificación del mal todo es exhibido, es escandaloso, y donde no cabe ninguna duda. 

Todas las guerras actuales, tal como decía Eduardo Galeano, se practican a nombre de causas nobles como la paz y la justicia. Las guerra y genocidio de Israel contra Palestina, la guerra entre Rusia contra Ucrania. El filosofo chino Byung-Chul Han, en su libro 'La topología de la violencia'(2013), marca una diferencia entre en la violencia, siendo esta de forma positiva y de forma negativa, que es básicamente la base argumental en la que se emprende la violencia contra el otro, la justificación, su propaganda, es decir, la violencia positiva es aplaudida porque tiene esa dimensión de ser necesaria, y de que la sociedad acepta esos argumentos. Por el otro lado tenemos la violencia negativa se vive del otro lado, es desinformación, manipulación, corrupción, destructividad, y sobre todo la malicia de no poder justificar la mera maldad en su estado más puro.[1]


"Los griegos denominaban a la tortura el significado de 'necesario' o 'indispensable'. La tortura se entendía y se aceptaba como un destino o una ley natural. Nos encontramos ante una sociedad que sanciona la violencia física como medio para un fin. Es una sociedad sangrienta, distinta a la sociedad moderna, que es una sociedad del alma. Aquí, los conflictos se resuelven directamente con el uso de la violencia, es decir, se elimina de golpe. La violencia externa, en este sentido, es un alivio para el alma, pues esta exterioriza el sufrimiento. El alma no se encierra en un monólogo mortificador. En la modernidad, la violencia toma una forma psíquica, psicológica, interior. Adopta formas de interioridad psíquica. Las energías destructivas no son objeto de una descarga afectiva inmediata, sino que se elaboran psíquica-mente." [2]

La maldad se sembró desde las primeras estructuras sociales, y como una semilla ha ido creciendo, dando frutos, y evolucionando en todas las formas posibles e inimaginables. Hoy todas las esferas de la sociedad albergan la maldad en su interior. Esta ese individuo que tortura animales para divertirse. Esta ese individuo que tortura a su vecino, tortura niños, ancianos, y desprotegidos, por placer. Esta ese político que tortura una sociedad completa para saciar su sed de dominación y poder. La violencia esta en el seno de la sociedad posmoderna, y cada año desfilan por las calles personas armadas, las exhiben, intimidan, de tal forma que la única relación humana actual es la relación de poder y dominación, ejerciendo la violencia para visibilizarlo. 

Hoy es muy común los discursos de odio. Cada palabra que el hombre masa contemporáneo utiliza para describir al otro, contiene odio.  Esta situación ha desencadenado rupturas sociales enormes, catalogando esta conducta como individuos tóxicos que destruyen la paz y la armonía, muy alejado de aquello que perseguían las primeras estructuras sociales, un sentido de comunidad, de vivir en común. 

El ser humano actual se ve como una cosa, en ese sentido ve a los demás de igual manera, por lo que la única forma de pensamiento del otro es sobre el uso que puede darle, y el deseo constante e inequívoco de que los otros lo utilicen. El amor es una cuestión material, no se aman personas, sino cosas, y estas cosas se aman porque se les puede dominar y poseer. 

En la cultura arcaica la violencia y maldad siempre ha prevalecido, su simbología adornaba templos, eran calaveras en la entrada donde se adoraba dioses que exigían sangre y sacrificio humano o animal para saciar su sed de poder, estos ritos se ha ido extrapolando hasta nuestro tiempo de otras formas más sofisticadas, pero esencialmente siguen siendo lo mismo. 

La era actual es particularmente demencial, porque los actos de violencia y maldad en el sentido más puro, son constantes, y normalizados. No se practica exclusivamente por aquellos que viven al margen de la ley, sino también por aquellos que dicen defenderlo. Decía Voltaire: ⋘El último grado de perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia.⋙ El genocidio en Palestina, es una creación sistemática, una degeneración del pensamiento, un adoctrinamiento masivo, para formar un convencimiento de que todo eso que allí ocurre es justo, es decir, una violencia positiva. Por el otro lado, estamos quienes notamos esa perversidad y maldad pura, esa manipulación masiva, y todo ese andamiaje sociopolítico para perpetrar la barbarie. Desde el lado religioso vemos como se ha dicho desde tiempos inmemorables que el pueblo israelita es el pueblo de Dios, el pueblo escogido, esa ha sido la narrativa, y todo cristiano así lo ha creído. Los lideres religiosos que profesan el cristianismo evitan a toda costa hablar sobre el genocidio en Palestina, prefieren que su homilía se remitan a lo de siempre, cosas triviales y efímeras. Es la conducta que Hanna Arent señalaba: ⋘La muerte de la empatía humana es uno de los primeros y más reveladores signos de una cultura a punto de caer en la barbarie.⋙ La banalidad del mal, es esa simulación de que nada pasa, que todo debe seguir así, que es normal las condiciones de degeneración y degradación humanas actuales, y sobre todo los grados de deshumanización actuales. 

"Si no hubiera un enemigo, habría que inventarlo."
⏤ Pierre Calastres. 'Arqueología de la violencia'(2004). P.77 

Si hoy en día la sociedad no se levanta ante esta ola de injusticias, es porque son una sociedad completamente dominada, y sobre todo cansada, exhausta. No tiene energía para levantarse, tampoco tiene motivaciones, esta atrapada en el mundo mecánico de la enajenación humana, de la megalomanía, narcisismo y autodestrucción. 

Los que tienen el gusto por estudiar la historia de la humanidad, notarán esa constante: El mal. Este ingrediente efectivo, que ha vuelto nuestro mundo un manicomio y matadero. El sin sentido, del que habla hace unos años en 'Entrando al vacío de la incertidumbre', es este. Defender este estilo de vida enfermizo que no tiene ningún sentido defender. En el peor de los casos, vivir atrapado en el automatismo, la enfermedad del sueño. Sea cual sea el caso, esta barbarie y autodestrucción, no debe caber en una sociedad que se dice 'avanzada', porque parece que nos acerca más a lo arcaico, donde el raciocinio no cabe. 

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  1. Byung-Chul Han.'Topología de la violencia'(2013). Pág.6 
  2. Idem. Pág.8 

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